Gonzalo Muñoz, Director Fundación Sociedad Anónima
Fuente: La Segunda
Al son de la música de Violeta Parra se abrió el encuentro en que un grupo de 80 afortunadas y afortunados representantes de diversos sectores de la sociedad tuvimos el privilegio de reunirnos durante un día de marzo, en Las Majadas de Pirque, para encontrarnos y descubrir que tenemos sueños comunes para nuestro país.
Fueron 80 personas unidas por el amor y compromiso con Chile, así como la capacidad de generar acción desde distintos sectores de la sociedad: la academia, centros de innovación y creatividad, fundaciones, algunos de los principales empresarios de Chile, así como representantes del emprendimiento y de las Empresas B. Todos llegaron con sus diferentes bagajes culturales y, al poco andar, fuimos convergiendo en los respectivos diagnósticos, así como en la identificación de desafíos que nos parecían urgentes, tales como la pobreza, y la necesidad de mejorar las condiciones de vida de todos los niños de nuestro país.
Desde todos los sectores, concordamos que no podemos seguir esperando que «alguien» venga a resolver aquello que nos preocupa. Estuvimos de acuerdo en que Chile ha tenido logros fenomenales en los últimos 30 años, pero que fueron quedando muchas promesas incumplidas, lo que implicó que demasiadas personas no lograran acceder al progreso. Tenemos claro que el cambio demográfico, los avances tecnológicos y el mayor acceso de los chilenos y chilenas a la educación representan tanto una oportunidad como un riesgo, si las legítimas aspiraciones no son oportunamente abordadas.
Sabemos que estos urgentes desafíos se agravan si los enfrentamos con pesimismo e intolerancia. Es el momento de abrirnos para que Chile pueda convertirse en un país que comparta el desarrollo. Sí, este país pequeño, de gente extraordinaria, con capacidad de emprender y resiliente ante las dificultades. Ahora nos toca ser empáticos, para conectarnos con los que piensan distinto o que han vivido realidades diferentes.
En Las Majadas el ejercicio fue un gran primer paso y dio luces de esperanza de lo que debe ser Chile y los chilenos. Cuando se bajan las barreras aflora lo mejor de nosotros y volvemos a ser alegres, solidarios, generosos, honestos y dispuestos a dedicar nuestros talentos para construir un país donde todos demos gracias a la vida, que nos ha dado tanto.