Por Jean Endre Rosati
Chef Ejecutivo Amor y Pastas
Durante mucho tiempo me fue difícil pensar que la cocina podría ser un espacio colaborativo. Por lo general, lo he visto como un lugar donde la receta o el chef quieren llevarse el crédito, y ese resultado es algo que nuestro ego no va a querer compartir.
La gastronomía hoy en día, veo que enseña a elaborar un plato o un producto, ponerlo en la mesa de las personas y esperar el veredicto. Tratar de sorprender, satisfacer las expectativas y en el caso más altruista y que deben ser los menos: evocar alguna emoción con esa comida para que la gente se conecte. (como en la famosa escena de Ratatouille).
Restoranes, comida callejera, industria alimentaria o incluso uno mismo cuando invita gente a cenar a su casa, creo que seguimos un poco esa dinámica. Todos intentando ser unos artistas de la cocina, para ganarnos los aplausos, admiración y respeto de los comensales.
Hace 5 años descubrí un camino completamente distinto. Un día invité unos amigos a comer a casa, no quería hacerme cargo de cocinar solo, y les pedí que trajeran lo que tuviesen en sus cocinas, y que improvisáramos entre todos.
Creo que fue una de las veces que más aprendí, me divertí, reí y la pasé bien cocinando. Desde el juego y las reales ganas de compartir, todos metimos las manos, experimentamos. Combinamos cosas, improvisamos con lo que teníamos y lo pasamos increíble.
Ese día para mí el cocinar se transformó en algo completamente distinto. En un acto generoso, donde todos entregamos nuestros conocimientos, historias, recetas y datos. Donde el crédito del resultado era de todos y eso se sentía mucho mejor. Sentí que me acerqué un poco más a la esencia de la cocina.
Este fue el primer paso para después inventar Amor&Pastas. Una experiencia en torno a la cocina italiana, un lugar donde todos cocinan y disfrutan del mejor sabor, ese que se da por lo hecho a mano, con cariño y amor.
De paso, mi enfoque cambio, ahora quería buscar disfrutar del proceso más que el resultado, que el hacer sea algo creativo y entretenido, que el compartir con otros sea un momento significativo para que luego lo atesores y recuerdes.
En Las Majadas se respira ese espíritu, el de querer compartir sabidurías, experiencias, alegrías y así inspirar a otros. Por eso, es mi lugar favorito para realizar Amor&Pastas.