La herencia cultural y natural es un elemento fundamental de nuestra identidad. Son las huellas que nos dejaron antepasados, que nos permiten conocer y entender la historia y que hoy conocemos como patrimonio.
¿Cuántas veces has pasado por fuera de una casona, donde no te llama la atención solo su arquitectura sino también la historia que puede tener? ¿Te has imaginado cómo era la vida de las personas que vivieron allí? ¿Qué recuerdos albergan sus paredes?
Las casonas, iglesias, puentes, ríos, montañas y bosques conforman nuestro patrimonio, y son más que simples objetos o formaciones naturales; son testigos de la historia, la cultura y del medio ambiente.
Son un legado que nos han dejado antepasados y que debemos cuidar y preservar, sin embargo, están constantemente amenazados por factores como el deterioro natural, el abandono y los desastres naturales. Conservarlos no significa solo cuidarlos o arreglar su apariencia, sino también valorar aquello que representan, para que así futuras generaciones puedan disfrutarlos.
La importancia de la reconstrucción de patrimonios
El Valle del Maipo cuenta con varios tipos de patrimonios que vale la pena visitar y proteger. Uno de ellos es Río Clarillo Pirque, un área silvestre protegida que cuenta con un registro importante de especies nativas del bosque esclerófilo. Anualmente atrae a cientos de turistas y, por lo mismo, es importante concientizar sobre su valor biológico, ambiental y ecológico.
Otro es el caso de la Casona de Isla de Pirque, donde vivió Ester Huneeus -más conocida por su seudónimo Marcela Paz y su serie de cuentos infantiles «Papelucho»- y que data de fines de 1800. Este inmueble tuvo que ser reconstruido luego de que los terremotos de 1985 y 2010 demolieran parte de su infraestructura. Actualmente, es un centro de extensión de la Universidad Católica.
También es importante mencionar la Iglesia del Principal de Pirque. Fue fundada en 1882 y cuenta con una arquitectura bastante especial: en su exterior pareciera ser una iglesia colonial típica con sobrecimientos de piedra y ladrillo, sin embargo, tiene una fachada de madera que pareciera ser neoclásica. Por otro lado, en su interior es más moderna, como si fuera de 1920. Tras el terremoto de 2010 sufrió grandes daños, lo que provocó su cierre. Es por eso que en octubre de 2021 comenzó el proyecto de rescate del edificio.
Palacio Las Majadas, en tanto, también tuvo una reconstrucción que le permite hoy en día ser un ícono del Valle del Maipo. Construido originalmente en 1907 por Alberto Cruz Montt como vivienda para la familia Subercaseaux, en 2006 fue adquirido por el empresario argentino Wenceslao Casares y luego -junto a su socio y amigo Pablo Bosch- convertido en un lugar de encuentros. En 2009 comenzó su reconstrucción, sin embargo, los daños producidos por el terremoto de 2010 obligó a realizar intervenciones mayores, dejándolo como el edificio que actualmente es.
La reconstrucción y mantención de patrimonios es una forma importante de preservar nuestra historia, cultura y medio ambiente. Es, además, una oportunidad de conectar con el pasado y asegurarnos de que las generaciones futuras puedan disfrutarlos.